El gafotas de los ochenta
ahora tiene nuevo estatus
ya no tiene que esconderse
Ahora es él a quien imitan
aún sin poder imitarlo
pues sus cristales de aumento
solo él puede soportarlos.
Pero qué hay de su niñez,
de aquel acoso sufrido
y de todos los desplantes
que otros, de niños, le hicimos.
Y qué hay de aquel empollón
con sus gafas e intelecto.
Si bien se imitan las gafas,
nunca se tendrá el talento.
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