La música es algo tan extraordinario que pasa desapercibido normalmente. No nos damos cuenta de cuántos beneficios obtenemos de ella sin que nos pida nada a cambio y algunas personas permanecen ajenas a esta, sea cual sea el tipo de música, aunque, en el fondo, la música siempre consigue mover algo en nuestro interior.
Es uno de los medios que hacen que el
cerebro de los humanos se desarrolle mejor desde el vientre de la madre, por
eso los médicos aconsejan escuchar música clásica a las embarazadas y a los
bebés. Es la causante de que nuestra mente viaje en el tiempo a lugares
diversos que nos evocan determinadas canciones y, con ello, se despierten en
nosotros recuerdos que, de otro modo, no hubieran vuelto a nuestra mente. Eso
produce cambios emocionales importantes en nuestro ser y, así, la música puede
ponernos tristes y hacernos llorar, pero también es la causante de muchas
de nuestras alegrías y de nuestros buenos momentos.
Cada suceso de nuestra
vida está ligado, de alguna manera, con alguna canción o melodía que, en un
momento lejano, será la causante de que aflore en nuestra mente su recuerdo. Y
eso tiene el poder de cambiar nuestros sentimientos en un segundo. Tiene tanto
poder como la vida o la muerte. Las tres cosas cambian todo en un segundo.
Leonor Cuevas Martín
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